lunes, 20 de mayo de 2013

Grandes proyectos, grandes fracasos.

Cuando uno pasea por Morón, mi pueblo, se da cuenta de que está muy desaprovechado, que no se le saca todo el partido que se podría. Monumentos, rutas, conventos que sólo sirven para decir qué bonitos son, pero poco para su disfrute y para fomentar el turismo en la localidad. Pero de eso hablaremos otro día. Hoy lo haremos sobre dos grandes proyectos de Morón que a día de hoy son fracasos de los equipos de gobiernos de la localidad: la Plaza de Toros y el Centro Comercial "Urbano Center". 

Empecemos por el primero. Antiguamente, los festejos taurinos en Morón se celebraban en una plaza de toros portátil, de éstas que se montaban y se desmontaban casi sin darte cuenta. Pues bien, en el 2000, cuando era alcalde José Párraga (PSOE) y Manuel Morilla no era más que un empresario taurino se aprobó la construcción de la Plaza de Toros de Morón de la Frontera, gestionada por el segundo. Por cierto, como sabrán Morilla sucedió luego en la alcaldía a Párraga y ambos se encuentran ahora imputados en varios casos de corrupción.


En el año 2001 se estrenaba la Plaza de Toros con dos festejos taurinos con las más importantes figuras del toreo y del rejoneo del momento. Empezaba así la época dorada de este recinto. En los años venideros se sucedieron las corridas y los conciertos de la Feria de Septiembre, se celebraron las grandes galas del carnaval moronense, unas de las citas más importantes a nivel nacional del Freestyle en motos y diferentes eventos que ocurrieron en Morón. Pero como un azucarillo que se va disolviendo cuando cae en leche, estos tiempos de bonanza se fueron acabando. La plaza cambió de dueños y con ella las ganas de hacer cosas fueron bajando. Actualmente, la plaza de toros es un lugar de borracheras gracias a los bares que hay en la parte baja del graderío y lugar de exposición de coches de segunda mano en una feria que se celebra anualmente. Nada más. Una inversión de muchos millones tirada a la basura.

Centro comercial Urbano Center. 
Y ahora hablemos del segundo, del centro comercial. Como hemos dicho, Manuel Morilla (PP) sucedió a José Párraga al frente de la alcaldía de Morón en el año 2003. Entre sus propuestas electorales, aparte de crear un parque acuático y de construir el hospital (¿dónde están ambos?), prometió la construcción de un centro comercial que diera cobertura a toda la Sierra Sur. Las obras de este centro comenzaron en 2007 y su inauguración se produjo un año después. Se inauguró con 100 plazas de aparcamientos, las mejores marcas de ropa, los mejores espacios de restauración y cinco salas de cine equipadas con la más modernas tecnologías.

Así, como ocurre en estos casos siempre, el inicio fue muy esperanzador. Tiendas y salas llenas, gente comiendo en estos restaurantes, etc. Pero como si el fantasma que asoló a la plaza de toros se hubiera mudado, a Urbano Center le pasó exactamente lo mismo. Al año de abrirse, se empezaban a cerrar tiendas, hasta el punto de que durante tres años, en el centro comercial sólo funcionaron Telepizza, el Burguer King y los cines. Ante esta situación, el cierre estaba cercano. Resistía a duras penas. Y pasó lo que tenía que pasar. Tras un cambio de propietarios y un abaratamiento de alquiler de los locales que no produjo resultado alguno, la última de los restaurantes abandonó el recinto el pasado mes de marzo y con ello se cerró el centro local y murió el sueño de Urbano Center. Ahora es sólo un gran edificio, ejemplo de despilfarro, que espera triste su final. ¿Qué ha producido esto? Una mala localización, una nula publicidad, tiendas que no invitaban a acudir a comprar allí y un aparcamiento que era más bien una ratonera que otra cosa. 

Plaza de toros y centro comercial. ¿Necesarios en Morón? Hay gente que piensa que sí. Yo particularmente pienso que no. ¿Por qué? En Morón, la afición taurina es muy pobre y eso se notaba en los festejos que se celebraban: a duras penas se llegaba a la media entrada en una plaza con 5.000 localidades. Si no había ingresos, el empresario perdía dinero suyo para pagar a los toreros, que precisamente baratos no son, y claro, eso repercutía a la hora de hacer cualquier festejo; y el centro comercial, es verdad que se pidió mucho como una forma de ocio alternativo al botellón, pero a la larga se ha visto que el proyecto estaba mal encauzado y que se hizo más como un gesto de gallardía hacia el resto de localidades de la zona que como algo estrictamente necesario. Y lo que empieza mal, ya sabemos cómo acaba. Dos historias paralelas con el mismos final. Dos grandes proyectos, dos grandes fracasos. 

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