sábado, 18 de mayo de 2013

Con su trono por Sevilla

El Año de la Fe que el Papa Emérito Benedicto XVI instauró desde octubre de 2012 hasta noviembre de este año está dejando en Sevilla imágenes y actos para el recuerdo. Primero fue el Via Crucis de las Hermandades de penitencia del pasado mes de febrero deslucido por la lluvia y su organización, que sí, que fue nefasta, pero sin el líquido elemento hubiera sido un día grandioso en Sevilla con 14 pasos en la calle. Y la semana pasada fue el rezo del rosario de la aurora con la Virgen de los Reyes, organizada en este caso por el Cabildo Catedral para las Hermandades de Gloria de la ciudad.

A  las 7:30 de la mañana, y con el sonido de las campanas de la Giralda de fondo, comenzó a salir todo el cortejo de esta magna procesión: todas y cada una de las Hermandades de Gloria con su estandarte y cuatro varas, el Consejo de Cofradías al completo, el cabildo catedral, Monseñor Asenjo y el obispo auxiliar Santiago Sierra. A las ocho en punto de la mañana, y con muy poco público, hacía su salida el palio de la Virgen de los Reyes desde la Puerta de Palos acompañado por las campanas de la Giralda y los cantos que se oían a través de unos altavoces dispuestos en cada una de las esquinas de la catedral y en la misma puerta de salida. 

Tras el rezo del primer misterio en la Plaza Virgen de los Reyes, su paso comenzó a avanzar de manera majestuosa por el mismo recorrido que hace cada 15 de agosto. Se detenía en cada esquina para comenzar el rezo del misterio del rosario y luego continuaba su marcha hasta el siguiente, acompañado por una legión de fieles en los lados y por detrás. Sobre las diez de la mañana, el palio hacía su entrada de nuevo en la Catedral. En la misma Puerta de Palos, Monseñor Asenjo lanzó una especie de pequeña homilía en la que agradeció a todos tanto su participación como el hacer posible este rezo del rosario de la aurora y llamó a manifestar nuestra Fe en público. No obstante, mucho público no aguantó esta homilia, ya que el pausado ritmo de Monseñor hablando y un calor que ya empezaba a apretar con fuerza, invitaba más a buscar una sombrita o el desayuno en algún bar cercano. 

La verdad es que se ha hablado mucho sobre el acto en sí, y casi nada de lo que se ha dicho ha sido bueno. Se pretendía que fuera una gran manifestación pública de Fe, de rezo. Sin lugar a dudas eso lo hubo. Hubo mucha gente alrededor de la Virgen rezando con sus rosarios en mano. No estuvo sola en ningún momento. Sin embargo, muy diferente fue la imagen de los que estaban viendo la procesión porque prácticamente no había nadie. ¿Qué causó esto? Una mala promoción de la procesión, un día y una hora (sábado laborable ocho de la mañana) que no acompañaba, la ausencia de música, un estilo poco sevillano, un Cabildo Catedral en contra (según cuentan los periodistas), etc.

Pero hay cosas que se han criticado por el simple hecho de criticar. Como por ejemplo, los altavoces en cada una de las esquinas de la catedral y Puerta de Palos. Algún listo de estos que pululan por teles y Twitter llamaron a eso catetada, evidentemente sin decir ningún por qué. ¿Por qué era cateto? Silencio. Pues éste que escribe consideró en su momento y lo sigue pensando ahora que fue un total acierto. La única música que llevaba la Virgen eran los cantos del Ave María que se realizaban en el interior de la Catedral, además de ser por ahí por donde se narraban los misterios y se empezaban los rezos, lo que hacía posible que los asistentes pudiera acompañar sin problemas esos rezos. ¿No hubiera sido más cateto que alguien con un micrófono y un altavoz lo hubiera hecho en plena calle?

Aquí os dejo unas cuantas fotos de lo que fueron esas dos horas.
Un miembro del Cabildo Catedral observa a la Virgen

El paso sale a la Plaza Virgen de los Reyes

La Patrona, con el sol temprano del alba al fondo.

A los pies de la Turris Fortísima

Entre naranjos y gladiolos, el olor era inenarrable.

Por la Avenida de la Carta Magna

El sol alumbra su cara y la de su vástago

De cerca, su incógnita sonrisa sobrecoge más.

Hacia la Gloria.

Enmarcada en la Catedral.

Y delante de ella, el bastón de mando

Inmaculada y Reyes, dos advocaciones,
misma madre

Y la Catedral la recibió como la despidió,
con su luz mágica de la primavera

Sevilla no la dejó sola





No hay comentarios:

Publicar un comentario