jueves, 31 de marzo de 2011

Abril

Abril. Llegó el mes soñado. El mes esperado. La tercera hoja del calendario de 2011 cae, y deja a la luz el cuarto mes, el mes único, EL MES. Es sinónimo de flor, de la flor. Es sinónimo de primavera, primavera en esplendor, cuando la luz penetra hasta el corazón, y lo inunda todo. Y abril es sinónimo de Pasión, Muerte y Resurrección. Llegó. Llevo un año esperándote, porque se que con tu llegada, ella viene cogida de tu mano, guapa, bonita y soleada. 

El tiempo de la espera, que comenzó cuando el cerrojo de dos iglesias, dos, el mismo día pero a distintas horas, en dos ciudades preciosas, las dos que copan mi corazón, una que me vio nacer y la otra que me acoge, ha terminado. Llevo soñándote mes dorado, desde un domingo de resurrección ya lejano. Llevo contigo en mi mente, desde el mismo instante que mis retinas dejaron de contemplar las bambalinas caídas de un palio que atravesaba dulcemente el dintel de una puerta. Llevo contigo en mis pensamientos desde que empezó marzo, este marzo veraniego que nos ha regalado la primavera más maravillosa del mundo. Y ya estas aquí...

Dile, Abril, que no se esconda en tus faldas, que ya lo hace el resto del tiempo. Que salga, que se quite la vergüenza. Niña guapa, ven a mi. No temas, soy tu amigo. Me tendrás siempre a tu lado. Y deja nena, que de ti brote, como hace todos los años,  la Esperanza, el Calvario, la Buena Muerte, los Dolores, la Agonía, Loreto, la Soledad, la Quinta Angustia, la penitencia, la Amargura, el Sol, la Estrella. Deja que salga la Paz, deja que salga la Gracia y Amparo, deja que salga la Trinidad, deja que de ti brote, muchacha linda, deja que de ti brote el Gran Poder y el Silencio de la negrura de una madrugá que se convierte en dulzura, cuando en mi pueblo, ese que viaja siempre conmigo en mi corazón, tu rostro sale de una ermita. Una ermita enterrada, en la que TÚ y tu Madre, como habitantes humildes que sois, os postráis ante un pueblo que es TU PUEBLO, ese que nunca te deja sólo, ni a ti, ni la mujer más bella de su barrio. Deja muchacha linda que todo esto nazca de ti. Mi vida no tiene sentido si una vez al año no me visitas, no llamas a mi puerta, atraes mi atención y me dices: Ven conmigo, ya estoy aquí.

Déjame que vuelva a sentirme un niño, cuando pedía cera a nazarenos altos que siempre daban miedo. Déjame ser un niño, como la primera vez que fuimos de la mano y entré dentro de ti cuando apenas llegaba al metro y medio, y el cirio casi era como yo. Déjame muchacha linda, que la Reina del Cielo, baje a la tierra y se pose en una peana de plata que su barrio la está esperando. Y déjame que la Agonía de un cáliz, de un rezo, de la antesala de una traición, atraviese los corazones con un rayo de sol sacramental que sale de ese cáliz pregonando al pueblo que aquí está el que vino a morir por ustedes. Déjame muchacha que disfrute de miércoles, deja muchacha que las calles sean ríos de antifaces azules. 

Deja abril que tu hija se quite de tus faldas, dale permiso para que llegue ya. Va contigo, vais de la mano cogidas. Sois una, sólo una.... déjame disfrutar de ella, por favor, déjame disfrutar de la Semana Santa.

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