viernes, 9 de agosto de 2013

"Inferno", una loca pero absorbente aventura

"Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en época de crisis moral"... En medio de la  madrugada, Robert Langdon despierta aturdido, con annesia, balbuceando cosas sin sentido y con un disparo en la cabeza en un hospital de Florencia. Desde ese momento, empieza una carrera contra el crono por recuperar su memoria y por salvar al mundo de una inquietante plaga que un enamorado de Dante y de su Divina Comedia quiere propagar por el mundo. Para ello contará con la ayuda de la doctora que le atiende, la muy inteligente y buena actriz Siena Brooks. Los callejones de Florencia son el decorado de una alocada y apresurada búsqueda de algo, pero no saben el qué. Un tubo con un pequeño proyector en el que sale disparado un retocado "El Mapa del Infierno", de Boticelli con un inquietante enigma es la única pista con la que cuenta para empezar a buscar y a hallar...

Dan Brown lo ha vuelto a hacer. De la mano de su afamado personaje, Robert Langdon, vuelve a introducir al lector en una vertiginosa y alocada aventura en la que nada parece ser lo que es. Brown recupera un recurso que ya usó en "Ángeles y Demonios", situar la obra en tiempo real y contarla en un único día, con lo que la sensación de rapidez de "Inferno" es aún mayor.


Además, los giros inesperados que contiene la obra (no diré cuáles, eso pertenece a la magia del libro) para mantener al lector enganchado hasta el final, llegan hasta unos límites insospechados, al punto de mentirle y de confundirle, aunque a decir verdad, al final acaba uniendo todos los cabos y la historia tiene sentido por completo. Probablemente, Dan Brown no sea el mejor escritor del panorama literario actual, pero sí es el mejor conectando con el lector y en sumergirle en la obra.

Por si esto fuera poco, Dan Brown vuelve a ser un perfecto embajador de las agencias de turismo. Tras centrar su anterior obra, "El símbolo perdido", en un lugar muy concreto de Estados Unidos, el de Nueva Inglaterra vuelve a traer a Langdon a Europa. Muy rara será la persona que leyendo "Inferno" no sienta unas ganas irremediables de viajar hasta Florencia, visitar el Palazzo Vecchio, la Galería de los Ufizzi, ver el David de Miguel Ángel, perderse por los jardines Boboli, o por sus callejones. Y bueno, alguna ciudad más que mantendré en secreto. 

Sí, Brown vuelve a usar el mismo esquema que ya ha usado en anteriores libros: Langdon, una señorita y una crisis mundial que afecta a la propia existencia de la humanidad. Es verdad, pero vuelve a usar esta columna con una maestría y unas fórmulas que dejan al lector intrigado y sin saber qué puede ocurrir en la página siguiente. Si quieren dejarse cautivar por una novela, no parar de leer y desear coger un libro, "Inferno" es vuestra obra. 

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