La llama olímpica se apagó y los Juegos de Londres 2012 son ya parte de la historia. Con un macroconcierto se cerraba la gran fiesta del deporte mundial. Habrá que esperar hasta el 5 de agosto de 2016 para que Río se convierta en el centro mundial del deporte. España, con 282 deportistas, ha logrado 17 medallas (tres oros, diez platas y cuatro bronces) y 30 diplomas olímpicos. Una medalla menos y algunos diplomas respecto a Pekín 2008. El balance debe ser positivo por como empezó la competición y como ha acabado, pero la nota no debe ser más de un 6. Se han obtenido más resultados de lo esperado en algunas competiciones, aunque es verdad que quizás, y debido a los éxitos de este último ciclo olímpico, se deseaba hacer un gran papel. Toca hacer balance y repasar los aciertos y fracasos.
¿Empezamos por los fracasos? El más espectacular de todos ha sido el del atletismo español. 52 deportistas, 4 finalistas. ¿Lo mejor? El cuarto puesto de Ruth Beitia en salto de altura. La mayoría de ellos han sido eliminado en primera ronda. Primera vez desde Seul 88 que no hay atletas de 1500 en semifinales o finales. La mayoría de ellos acudían con marcas con las que estarían muy lejos de final, como así ha sido. Y como ocurrió en Pekín, ninguna medalla. Si entonces hubo inmovilismo en la Federación, para que ocurrirá lo mismo esta vez. Odriozola seguirá en su poltrona sentado viendo el deporte del tartán en España se sigue hundiendo poco a poco.
El fútbol. El deporte rey de la sociedad, que no de los Juegos, iba a Londres con la medalla de oro colgada desde hace mucho tiempo. Se la dieron los éxitos de la absoluta y los medios españoles. Y como ocurre en estos casos, para casa prontito. Sin marcar un gol y con sólo un punto. El torneo de fútbol olímpico es diferente a cualquier otro, y siempre ocurre lo que parece más difícil. Sólo hay que ver los semifinalistas (Brasil, Corea, Japón y México) y lo que ocurrió en la final. Hay que ir con humildad, y entrega, no con el partido ganado de antemano. A este fracaso de deportes de equipo se puede unir el hockey, medalla de plata en 2008 y que en Londres ni siquiera ha pasado a semifinales quedando en un sexto puesto.
Iker y Xabi, en el 49er y las parejas del 470 en vela; el judo español, que salvo Sugoi Uriarte no tuvo representantes más allá de la primera ronda y sigue desde Sydney 2000 sin sumar medalla alguna; el ciclismo, tanto en ruta como en pista; y la gimnasia artística se pueden citar como otros fracasos españoles en estos Juegos Olímpicos.
¿Éxitos? El fundamental, el del deporte femenino y el deporte acuático. Once de las diecisiete medallas logradas han sido logradas por mujeres: dos oros, cinco platas y cuatro bronces. A destacar, las platas del waterpolo femenino y el equipo de sincronizadas y el bronce del balonmano femenino y los oros en vela de Marina Alabau y el trío del Match Race. Una fuerte subida del deporte femenino, mucho más descuidado que el masculino, que ha contribuido a subir a España posiciones en el medallero. Quizás habría que cuidarlo más, porque las mujeres nos sacan de problemas cada cuatro años. Pero bueno, el fútbol lo engloba todo y luego queremos sacar 80 medallas.
Las federaciones que trabajan bien. Los éxitos se consiguen con trabajo, esfuerzo y sacrificio y sobre todo con unas federaciones que se pongan como objetivo más cercano cuatros años en adelante. Y se ha visto en estos juegos. Varios ejemplos. Piragüismo. Ocho palistas clasificados, tres medallas y cinco diplomas. Taekwondo. Un oro y dos platas de tres participantes. Lucha libre. Un bronce de un participante. Pero se pueden citar otros. Natación. Incrementó las mínimas y solo fue quien lo merecía, remediando así el fracaso de Pekín con dos medallas de Mireia Belmonte y varios pases a semis y finales, además de las dos de sincronizada.
La senda está ya puesta hacia Río. Los que han aprobado, a mantener sus notas en este nuevo ciclo. Los que han suspendido tienen cuatro años para mejorar sus resultados. Tiempo hay, medios también y persona de sobra, lo que faltan son que todos pongan algo de su parte para crecer, endurecer el esfuerzo y las marcas y apretar a quien lo merezca. Ente todos, se pueden mejorar aún más estos resultados.